miércoles, 15 de mayo de 2013

¿Cuál legado histórico?


Por: José Rafael López Padrino

El fallecimiento del Tte. Coronel ha dado pie a un sin fin de especulaciones políticas, entre muchas la de hablar de un supuesto “legado histórico” asociado a su figura. En efecto, “El heredero” -como todos los que reclaman su parte en el testamento- designó una comisión presidencial, conformada por familiares y ministros del Tte. Coronel para el “resguardo, estudio, preservación y difusión” del legado del fallecido presidente. Pero ¿se puede hablar de un legado histórico del fallecido Tte. coronel? Más apropiado sería hablar de copias tropicalizadas de experiencias del siglo pasado, en especial la vivida durante la Italia fascista de Benito Mussolini.

Más allá de las mentiras plasmadas en la propaganda Goebbeliana del régimen, el desconocido y contradictorio socialismo del siglo XXI, legado ideológico intangible del fallecido Tte. coronel no generó ningún aporte filosófico que enriqueciera al humanismo socialista expuesto por Marx y Engels en sus ideas originarias. Además, la implementación de un modelo estatal, con rasgos autoritarios, despóticos y represivos no tiene nada de originario. Reproduce los viejos modelos dictatoriales del siglo pasado de corte facho-nazista. Ensayo que ha promovido la figura del estado como un ente sagrado, supremo e inexorable y que reivindica y hace suya la máxima del Duce Mussolini: todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado.

Podría considerarse como parte de su legado el haber implementado una política de Estado francamente antiobrera. Bajo la falsa premisa de paradisíacos principios de justicia social se pusieron en práctica políticas destinadas a criminalizar la protesta sindical, a reprimir y encarcelar a trabajadores y dirigentes, así como acabar con todos los sindicatos clasistas del país. Reivindicaron la vieja “Carta del Trabajo” de Mussolini (27/4/1927) la cual engañosamente indicaba que toda organización profesional o sindical era libre, en la medida que la misma estuviese sometida al control del Estado. Es decir: existe una supuesta “libertad sindical”, pero siempre y cuando la organización sindical responda y esté bajo el control del Estado, convirtiéndola en la práctica en órgano dependiente del Estado y no en trinchera de lucha de los trabajadores.

Podríamos añadir a su legado la postura entreguista que asumió su gobierno frente al gran capital transnacional.

No hay que olvidar que fue precisamente el gobierno del Tte. Coronel quien firmó el “Tratado de la doble tributación”, el “Tratado de la propiedad Intelectual” y el único gobierno latinoamericano que ha firmado el “Tratado de Promoción y Protección de Inversiones” (TPPI). Tratados de importancia capital para los intereses norteamericanos desde el punto de vista estratégico y que paradójicamente los gobiernos puntofijistas de Carlos Andrés Pérez y de Rafael Caldera fueron renuentes a firmar. Que además gestó una política genuflexa y antinacional que entregó nuestros recursos energéticos al capital extranjero a través de la apertura petrolera bolivariana (empresas mixtas: 60% PDVSA y 40% transnacional). Arreglo contractual que fue aprobado por la mayoría oficialista de la Asamblea Nacional, institucionalizando la entrega de la soberanía nacional en lo que respecta a la extracción y comercialización de nuestros recursos petroleros. Las “empresas mixtas bolivarianas”, representan la continuidad de la apertura petrolera neoliberal iniciada por Caldera II (contratos de servicios), con el agravante de que esta nueva figura leonina esta amparada por las leyes de la República y que el Estado venezolano pierde el 40% del crudo de la faja del Orinoco, el cual ahora pasa a manos de las empresas transnacionales que operan en la zona.

El legado del Tte. Coronel no traspasa las fronteras de un sistema de gobierno basado en un vulgar bandidaje político, en una violencia desenfrenada, en la violación sistemática de los derechos humanos, la entrega de nuestros recursos al capital extranjero y en la imposición de un capitalismo monopolista de Estado. Es inconcebible que producto de una petrochequera bondadosa y compra-conciencias los apologistas del proceso nos hablen de un supuesto “legado” de un sujeto que encabezó uno de los regímenes más perversos, oprobiosos, serviles y entreguistas de estos últimos años en Venezuela. Pesadilla que el impostor de Miraflores ha prometido y jurado darle continuidad.

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