Sofía Comuniello
Con las
novedades conocidas desde diciembre de 2012 sobre la salud de Chávez y en la
posibilidad del fin de su ejercicio como gobernante, no se necesitaba ser muy
despierto para darse cuenta que los delfines del chavismo agradecerían con
creces todo alegato de aire universitario y originado en los odiosos “centros
del poder imperialista” que hiciese balance halagüeño de la obra del
Comandante. En tal circunstancia, un trío de avispados scholars con base
en Toronto –los catalanes Carles Muntaner y Joan Benach más María Páez Víctor,
criolla radicada en Canadá– publicaron a comienzos de enero de 2013 el artículo
Los logros de Hugo Chávez y larevolución bolivariana, que inmediatamente se convirtió en pieza
central del arsenal publicitario del gobierno venezolano y, cómo no, del
gobierno cubano.
Ese artículo,
de fácil ubicación en los medios de difusión a la orden del chavismo, se
postula a sí mismo como «una evaluación lo más objetiva posible de los logros
reales alcanzados por la Revolución Bolivariana de Venezuela durante los
últimos 13 años», para lo cual la docta trinidad canadiense se propone «revisar
algunos de los principales datos disponibles sobre los determinantes sociales
de la salud y la pobreza». Veamos pues esos datos que permiten llegar a la
triunfal afirmación que abre el párrafo final del escrito: «Los cambios que
tienen lugar en Venezuela no son por tanto entes abstractos o intangibles. El
gobierno del presidente Chávez ha mejorado significativamente las condiciones
reales de vida de los venezolanos que se han comprometido en un dinámico
proceso de participación política a lograrlo».
Locademia de estadísticas I
Una observación
inicial forzosa es respecto a cómo la terna de Toronto cede a la tentación de
dar respuestas simplificadoras a temas complejos escudándose en números de
procedencia poco fiable y, peor aún, presentando datos en términos que lindan
con la manipulación y la mentira descarada. Llama la atención que pese a su
empaque académico, el texto viola una regla elemental para cualquier
presentación de estadísticas sociales medianamente rigurosa: en lo posible
tomarlas y citarlas desde la fuente primaria de dichos datos. Es obvio que esa
fuente primaria aquí serían las diversas instancias del Estado a quienes ha
correspondido ejecutar planes y programas que trajeron los cambios que se
proclaman, pero lo cierto es que de las fuentes de referencia apuntadas en las
15 notas asentadas en el artículo –apenas dos en castellano-, solo una viene de
un organismo estatal criollo (el MINCI, Ministerio que se ocupa de la
propaganda oficial), sin que aparezcan citas directas a datos emanados de las
instituciones responsables de los revolucionarios cambios que se exaltan en
cuanto a salud pública y reducción de la pobreza, o por lo menos del Instituto
Nacional de Estadísticas (INE).
El otro
comentario previo es sobre el silencio que guarda el triunvirato sobre el tema
de la inseguridad en Venezuela. Desde la década de 1990 el impacto de la
violencia en la colectividad se agrava con tal fuerza que ha llegado a tener
lugar destacado en las estadísticas de salud, por ejemplo como principal origen
de muertes y atención hospitalaria para los varones entre 15 y 35 años, en un
país donde se ha pasado, según renuentes estadísticas oficiales, de unos 4.400
asesinatos en 1998 a más de 21.000 en 2012, un incremento de casi 500 %
mientras la población si acaso creció alrededor del 30 %. Todavía más turbia
resulta la omisión del tema al recordar que para cualquier visión desde la
izquierda sobre la pobreza y los males asociados a ella, no hay ninguna duda en
asociar falta de educación e incremento de la miseria con el auge de los
delitos y las agresiones físicas, por lo que al disminuir la pobreza es obvio
que la criminalidad debe menguar o al menos estancarse. En el artículo optan
por pasar agachados ante el irresoluble problema de explicar por qué se
acrecienta la inseguridad como riesgo para la salud y bienestar de la sociedad
venezolana, cuando se pregona que han ocurrido una espectacular reducción de la
pobreza y un enorme auge de la educación, por lo que debía amainar ese terror
cotidiano que sentimos en el país pero cuyo eco no incomoda al trío erudito.
Un “top ten” de cuentos chinos y cuentas chimbas
Dadas las
limitaciones de espacio, comentaremos solo una decena de las afirmaciones del
artículo, mismas que dejan ver su tramposa intención propagandística,
disimulada tras supuestamente irrefutables números y hechos:
«Durante los
últimos diez años, el gobierno ha aumentado el gasto social en un 60,6%,
(772.000 millones de dólares)».
- Eso suena muy
convincente, hasta que una simple revisión de las cuentas gubernamentales nos
indica que el gasto global del Estado en la última década se ha elevado más que
ese 60,6 %, destacando el abrumador incremento de los gastos militares. De
hecho, en los dos años recientes el porcentaje del presupuesto nacional que
corresponde a gastos sociales tendió a bajar.
«Venezuela es
hoy el país de la región con el nivel más bajo de desigualdad (medida según el
Coeficiente de Gini), habiendo reducido la desigualdad en un 54% y la pobreza
en un 44%. La pobreza ha pasado del 70,8% (1996) al 21% (2010) y la pobreza extrema
se redujo del 40% (1996) a un nivel tan bajo como el 7,3% (2010)».
- Se hace ver
que disminución estadística de la desigualdad equivale a un gobierno que hace
una redistribución del ingreso nunca vista en Venezuela, pero al examinar
nuestra historia es claro que tal proceso se presenta cada vez que el ingreso
del Estado aumentó gracias a las subidas de precios o ventas del petróleo, lo
que permite a los gobernantes de turno abultar las dádivas clientelistas que
fortalecen su permanencia en el poder. El trípode de Toronto se deleita
comparando cifras que corresponden al reciente período de alza desmesurada de
precios e ingreso petrolero frente a datos de mediados de la década de 1990,
cuando el mercado de hidrocarburos era muy adverso a los países productores,
pero ni casualidad se atreven a contrastar datos con lo sucedido a mediados de
los años 70 o de los 50, periodos de auge rentista.
«En Venezuela
el analfabetismo ha sido eliminado».
- Aquí el
artículo se excede en su lisonja al chavismo, pues aún las muy maquilladas
cifras del INE para años recientes registran un persistente 4,9 % de adultos
analfabetas. Añadiremos que, contrario a lo que suelen sugerir éste y otros
ejemplos de propaganda oficial, el analfabetismo en adultos ya era relativamente
reducido para fines de los años de 1990 (cuando más 10 ó 12 % de la población
sobre los 15 años), en especial al comparar con 6 ó 7 décadas atrás, cuando
abarcaba a dos tercios o más de la población mayor de edad.
«En 1980 se
importaron el 90% de los alimentos, hoy el porcentaje es menor al 30 %».
- Desde los
años de 1920 y 30, cuando la industria petrolera arrastró al país a la
modernización capitalista, pasamos a tener una “agricultura de puertos” como
origen de la mayoría de los alimentos que consumimos. Esa característica no ha
variado nada –más bien se agrava- en la era Chávez. Decir que ahora es lo
contrario no pasa de expresión demagógica que la vida cotidiana de los
consumidores en Venezuela y aún las cifras oficiales se encargan de desmentir.
Como muestra de esas cifras apuntemos un dato: el monto en dólares de las
compras de alimentos al exterior fue en 2012 bastante más del doble a lo que
era 7 ó 10 años atrás, pues se han debido cubrir necesidades en rubros básicos
donde la producción nacional ha tenido caídas enormes, por ejemplo: azúcar,
café, arroz, maíz blanco, pollo, leche, aceites comestibles y un largo
etcétera.
«Un ejemplo de
cómo el gobierno ha tratado de responder de la mejor manera posible a las
necesidades reales de las personas es la situación que se produjo en 2011,
cuando las fuertes lluvias tropicales dejaron a 100.000 personas sin hogar. La
población fue inmediatamente protegida en forma temporal en todo tipo de
edificios públicos y hoteles, y en sólo un año y medio el gobierno construyó
250.000 viviendas».
- Aquí se
ignoran las constantes protestas que protagonizan la mayoría de esos
damnificados, todavía en “albergues temporales” donde quedaron a su suerte,
pues solo salieron de allí quienes han podido alojarse con familiares o amigos,
con una mínima fracción que ha logrado obtener vivienda gracias al Estado. Por
cierto, esas “250.000 viviendas construidas” se obtienen con una curiosa suma
donde van las viviendas nuevas en cuya construcción se involucró directamente
el Estado, mas lo hecho por empresas privadas de construcción buscando
ganancias, adicionando la autoconstrucción de vivienda a cargo de personas y
familias que por sí mismas resuelven su necesidad, y también agregando
viviendas ejecutadas previamente –en cualquiera de las tres modalidades
antedichas- a las que se hicieron reformas y ampliaciones.
«30.000
consejos comunales que determinan las necesidades sociales y los problemas
locales, permitiendo que las personas sean los verdaderos protagonistas de los
cambios que reclaman».
- Basta con
revisar el detallado y reflexivo estudio de María Pilar García sobre los
Consejos Comunales (ver sección ‘textos’ de www.nodo50.org/ellibertario) para
que sólo desde el fanatismo desbocado o el oportunismo interesado haya quien
suscriba sin matizar semejante afirmación. Para confirmación práctica,
aconsejamos ir al consejo comunal más próximo a su domicilio, observando lo que
allí sucede, quiénes tienen la sartén por el mango y, en definitiva, para qué
termina sirviendo ese organismo. Ya después de eso se podrá juzgar dónde queda
el tal verdadero protagonismo, si no eres de la directiva, del PSUV y tienes padrinazgo.
«La economía
venezolana tiene una baja deuda y reservas de petróleo y de ahorro muy
elevadas;… su economía continua siendo fuerte incluso ante la crisis financiera
global».
- Menos de un
mes después de perpetradas y difundidas al mayoreo tan enjundiosas palabras,
tuvimos la segunda gran devaluación en menos de 4 años (una depreciando al 100
% el valor de nuestra moneda; la otra “apenas y por ahora” del 46 %), como para
recordar a quienes las escribieron aquello de “el pez por la boca muere”…
«Un indicio de
la creciente diversificación de la economía es el hecho de que ahora el Estado
obtiene casi tantos ingresos de la recaudación de impuestos como por la venta
de petróleo, ya que ha reforzado su capacidad para la recaudación de
impuestos».
- Las cuentas
públicas indican sin lugar a dudas que la recaudación de impuestos se ha
incrementado gracias a otra medida revolucionaria del gobierno socialista: el
restablecimiento del Impuesto al Valor Agregado, luego incrementado en su tasa.
Recordemos algo que se supone sabe todo marxista (excepto si es funcionario del
Estado venezolano): el IVA es el impuesto más regresivo y neoliberal, pues
proporcionalmente pecha con más fuerza a los pobres que a los ricos.
«La tasa de
inflación, un problema endémico durante muchas décadas, ha caído en el último
trimestre del 2012 a un mínimo del 13,7% en los últimos cuatro años».
- Gracias a lo
estable y más bien creciente de la renta petrolera, ¡si un problema estuvo
ausente de la economía venezolana por muchas décadas fue la inflación! Aparece
después de 1983 agravándose desde 1989, asociada con la declinación del ingreso
rentista en esos años y con la aplicación del recetario neoliberal. Cabe
atribuir a Chávez y sus secuaces el milagro económico de habernos obligado a
soportar, en tiempos de esplendor rentista sin paralelo, la inflación sobre 20
% anual que sufrimos en los 4 años recientes, lo cual nos da el dudoso honor de
ser el país del continente en que se ha vivido la mayor y más extendida espiral
inflacionaria en este lapso. En ese contexto, alabar el supuesto logro
alcanzado en el último trimestre de 2012, cuando la inflación cerró ese año en
20,1 %, solo puede ser hacerse desde la insensatez o la bellaquería.
«The Wall
Street Journal ha señalado que el intercambio de acciones de Venezuela es
con mucho la bolsa que mejores resultados tiene en el mundo (alcanzándose un
máximo histórico en octubre de 2012), a la vez que los bonos de Venezuela se
hallan entre quienes tienen mejores resultados en los mercados emergentes».
- Aquí se
supera a sí misma la troika de Toronto. En el mismo artículo donde pontifican
cómo «este nuevo modelo de desarrollo socialista ha tenido un impacto
espectacular en toda América Latina», y afirman con solemnidad que «la
Revolución Bolivariana de Chávez sobrevivirá al líder socialista de Venezuela»,
no tienen mejor validación a las virtudes del chavismo que argumentos tomados
del vocero por excelencia del capitalismo financiero transnacional.
Ciertamente,
con defensores y defensas “intelectuales” de esta catadura, no hay duda en que
la era Chávez contribuye a asegurarse el lugar que bien merecido tiene de cara
al porvenir.
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