Por: Pablo Parra
Me perdonas Roland (Denis), respeto
tus simpatías y tu posición política, entiendo perfectamente tu situación ante
la desaparición de Chávez por los lazos que te unieron y unen a sus ideas. Sin
embargo, en aras de la verdad histórica, la que al final cuenta, no puedes
confundir la víctima con el victimario, el Estado defensor del orden existente,
con el luchador contra dicho orden. Sabino defendía a su pueblo y luchaba por
sus tierras contra el orden vigente.
Chávez, como el mismo lo
reconoció repetidas veces, defendía y defendió el orden y el Estado contra el
cual se enfrentó Sabino. No es lo mismo morir asesinado, que morir por causa de
una enfermedad.
Lo primero supone morir luchando por ser consecuente con sus principios, lo
otro es el fruto si se quiere casual de una enfermedad, que la puede padecer
cualquier mortal y que de hecho la padecen millones. Caer ante las balas
asesinas de un sistema, no es lo mismo que morir en medio de toda la atención
médica. Sabino sabía que lo podían matar y varias veces lo denuncio, como buen
Caribe nunca le temió a la muerte. Chávez, un defensor del “socialismo revolucionario”,
se aferró a Cristo en busca de la salvación de su vida. Uno, enfrento
dignamente a la muerte como su antepasado Guaicaipuro, el otro se aferró a las
oraciones, plegaria y dioses de una iglesia que muchas veces denunció.
Roland, te olvidas, el 31 de marzo de 2005 en Caracas, cuando los Yukpas, con
Sabino y Lusbi con sus mujeres, niños, niñas y adolescentes marcharon hasta las
puertas del Palacio de Miraflores, a exigirle al propio presidente que
cumpliera con su palabra. Chávez
no acepto recibir a la delegación de los Yukpas, en cambio en ese mismo momento
recibía a Maradona.
Tú estabas en esa marcha. ¿Lo recuerdas, Roland? Todo un día de marcha y
sol estuvimos esperando en la puerta de servicio de Miraflores – porque ni
siquiera se nos permitió marchar hasta el palacio- para que a la medianoche, se
dignara el poder ejecutivo a enviar a un militar segundón, a recibir de mala
gana la delegación, que como siempre volvió con las manos vacías, pero sobre
todo llena de promesas. Lusbi es testigo de toda aquella burla. El desenlace
final de la historia de esa noche, la conoces muy bien, concluyó el 4 de marzo
del 2013, el Estado venezolano y los terratenientes y mineros de carbón de
Perijá acabaron con Sabino.
En fin Roland, la historia
es implacable, la escriben a menudo los vencedores, pero el tiempo y solo el
tiempo es quien da su veredicto final. Y cuando la historia emite su sentencia
final, en ella queda cada uno de nosotros ubicado del lado que ocupo en las
luchas de esos pueblos: Al lado de opresor o al lado del oprimido, al lado del
Estado o al lado de quienes luchan contra él. No olvides Roland, que Sabino, el
maestro que hoy invocas, murió en una carretera, asesinado vilmente y su mujer
herida, en cambio el otro maestro que invocas, muere en circunstancias muy
distintas. La muerte de Sabino nos indica el ejemplo a seguir, nadie se está
disputando su herencia.
En cambio, la muerte de Chávez, al lado de miles de seguidores dentro de este
pueblo que sinceramente sienten su muerte, vemos como los delfines y buitres
empiezan a despedazar el cadáver para cubrirse con su mortaja. Como dice un
amigo, el funeral de Sabino, líder del pueblo Caribe, con más de 500 años de
lucha, no será televisado y la noticia de su asesinato, es noticia olvidada.
Roland, una vez más, respeto tu posición y tus simpatías, pero en honor a
Sabino y a su pueblo, te pido respeto a su memoria. No repitas los cuentos de
la historia oficial, que colocan a Guaicaipuro en el mismo bando que Diego de
Losada.
No te olvides que Sabino desciende de los Caribes, en cambio los llamados
Próceres de la Patria, los Mantuanos con limpieza de sangre, siempre se
enorgullecieron de ser legítimos descendientes de los conquistadores.
06/03/2013
Cuando tergiversan la historia salen a relucir los verdaderos intereses de los falsificadores.
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